Llegamos a la mitad del año, y empezamos a sentirnos cansados al mismo tiempo que las responsabilidades vinculadas al trabajo o estudio nos demandan un ritmo aún más intenso, con días que parecen ser cada vez más cortos.
No es extraño que empiecen a aparecer algunos síntomas de estrés, como insomnio, fatiga crónica, ansiedad, irritabilidad, dolor de cabeza, entre otros...
Aunque parezca que cualquier minuto que usemos de nuestra semana para actividades "extra" puede perjudicar en el desempeño de las obligaciones, es necesario que erradiquemos esta idea de nuestra mente, y reservemos un momento del día, o al menos de la semana, para frenar un poco y reconectar con nosotros mismos.
(Agostina Macchi)
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